En cualquier pirámide de alimentación saludable los cereales y sus derivados aparecen en la base. Quizás nos preguntemos por qué están justamente como los elementos más importantes en nuestra alimentación.
La respuesta es muy sencilla, los cereales son los que nos proporcionan hidratos de carbono, es decir, energía. La energía que precisaremos para satisfacer todas las funciones del cuerpo, para que las células puedan trabajar y poder realizar la digestión, ayudar en la respiración, y conseguir la síntesis de otras células…
El representante por excelencia de la base de la pirámide alimenticia en la dieta mediterránea es el pan.
Este viejo amigo nos aporta además de energía, otros nutrientes no menos importantes:
- las proteínas: aunque en el pan no destacan por ser de origen vegetal, es decir, de bajo valor biológico, no debemos despreciarlas por su aporte proteico, sobre todo en dietas vegetarianas.
- la vitamina B1 o Tiamina: esencial para el crecimiento y desarrollo del corazón, sistema nervioso y sistema digestivo.
- la vitamina B2 o Rivoflavina: necesaria para mantener sana la visión, para prevenir trastornos bucales y cutáneos, para mantener una buena cicatrización y para evitar la fatiga.
- la vitamina B3 o Niacina: fundamental para transformar la energía que contienen los nutrientes de los alimentos y como elemento que participa en la síntesis de algunas hormonas.
Al contrario de lo que parece, el pan tiene muy pocas grasas, aproximadamente un 1,3%, y al ser un alimento de origen vegetal no contiene colesterol. Además, debemos tener en cuenta que el pan elaborado con harinas no refinadas, es decir integrales, nos aporta un complemento extra de fibra que proviene del salvado del trigo o de cualquier otro cereal del que esté compuesto.
Esta es otra gran baza a favor de nuestro viejo amigo. El salvado es la cubierta exterior del grano de trigo que conserva gran parte de las vitaminas y minerales del cereal. Contiene un tipo de fibra insoluble compuesta principalmente por celulosa, hemicelulosa y lignina. Tiene además la propiedad de regular el proceso digestivo aumentando el volumen intestinal, facilitando la retención y, por lo tanto, estimulando el preistaltismo intestinal.
Así pues, podemos afirmar que ingerir pan con alto contenido en fibra nos ayuda a evitar el estreñimiento, a mantener el peso ideal, a prevenir el cáncer de colon y a controlar los altos niveles de azúcar.
El pan, nuestro gran aliado. Divertido si la ocasión lo permite o silencioso compañero cuando se requiere. Puede acompañar cualquier comida, maridar con lo más sorprendente, y lo mejor de todo, ser saludable al mismo tiempo.
Aumentar nuestro consumo de pan, un reto que debemos superar entre todos.