miércoles, 5 de agosto de 2009

UN CAMINO EN COMÚN



No creo que un hombre pueda cambiar el mundo, pero sí el mundo de los que lo rodean y el suyo propio. Puede hacerlo un hombre porque una mujer a menudo lo hace a diario. Y no quiero que esto suene machista, simplemente tiene la capacidad de dar valor a las cosas que a veces pasamos por alto el genero masculino. Y esto es un gran valor dentro de una empresa, esa capacidad de observar y de improvisar es un valor añadido importantísimo, y ya no hablo de la valentía para afrontar los conflictos (que también daría para mucho), lo he comprobado en las diferentes empresas que conozco y en la mía propia. Así pues, el otro día leyendo La Contra de La Vanguardia me sorprendí gratamente al conocer el caso de Luisella Traversa, consultora de formación y motivación. Y es que está clarísimo, el potencial más valioso en cualquier empresa es el humano, sus empleados. Unos empleados motivados, formados y en constante evolución personal y profesional.
Pero todos debemos creérnoslo, ellos los primeros, y si no es así, debemos como empresarios hacer que así sea.

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