viernes, 3 de febrero de 2012

HOSPITALIDAD



Ayer visité a un amigo. Sin avisar. Pasaba por ahí y llamé a su puerta. Lo pillé entre fogones y con la mesa preparada. Me invitó a sentarme con él y con los suyos. Sin ceremonias, con naturalidad. Comimos, charlamos, compartimos. Fue una comida sin prisas pero sin mucha sobremesa. El trabajo le esperaba. Su trabajo, su pasión.


Ayer comí con Xavier Pellicer y su equipo. Pronto, el servicio del mediodía les esperaba. Fue un placer, como siempre.

No hay comentarios: