Nos gusta la gente coherente. Que persigue un objetivo y se entrega. Que lucha por lo que cree y se apasiona.
Nos gusta la gente como él. No por sus hazañas increíbles, sí por la manera que se entrega a sus objetivos, con sacrificio y humildad. Con coherencia extrema. Aquí radica su verdadera singularidad.
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