miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿TODO VALE?



Vivimos en la era de la comunicación, de la publicidad (engañosa o no), de las redes sociales, de la vida hacia fuera. Parece que todo vale si conseguimos un fin comercial, una cuota de mercado o simplemente que se hable de una marca. Pero todo esto no es cierto. Con cada acción comercial se desatan unas consecuencias de las que debemos hacernos responsables, saber a qué hijo de vecino estamos pretendiendo quitar su pedazo de pastel. Y esta vez les ha tocado a nuestros admirados panaderos de barrio, los que cada mañana levantan la persiana de su negocio para poder subsistir con un oficio al que las gasolineras, entre otras, y ahora las grandes superficies les están quitando todo su oficio y su, ya de por sí, escaso beneficio. ¿Es necesario regalar barras de pan a 0,20 céntimos (por debajo de su coste) para vender más jamón? ¿Es necesario hacernos creer que nuestro panadero nos engaña al cobrarnos el doble por la misma barra de pan?


Quizá sea necesaria una reflexión colectiva y dejar de prostituir un producto al que muchos respetamos y amamos enormemente.

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