Siempre es un placer ir a cenar a casa de un amigo. En mi caso, un gran placer y un privilegio.
Inauguré este verano con una cena en El Celler de Can Roca. Pero ir a cenar a Can Roca no consiste simplemente en disfrutar de la mejor gastronomía, (aquí el término 'mejor' lo utilizo con toda la magnitud lingüística que pueda atribuírsele, el de número uno, el del que marca la diferencia) es mucho más. Es compartir experiencias extraordinarias, disfrutar de la poesía, de la enología, de los descubrimientos, de la profesionalidad, de la pasión por un oficio. Es un placer para los sentidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario