El miércoles, tras asimilar todo lo vivido el día anterior asistimos a otra ceremonia sagrada, cenar en el restaurante Calima, dirigido por nuestro gran a migo y cliente Dani García. No tenemos palabras, como siempre estuvimos fantásticamente, no es la primera vez que cenamos con Dani García, pero siempre nos lo parece. Este gran chef tiene el don de sorprendernos, los genios son así...
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