Unos intentamos cooperar en lo que podemos desde nuestro cómodo mundo, colaborando, participando, regalando... Así limpiamos nuestras conciencias, aunque esto no significa que no lo hagamos convencidos y de corazón.
Luego están los otros, los que se arremangan, apartan las excusas, se suben a un camión y deciden llevar la ayuda personalmente, para que todo llegue a su destino y, sobre todo, a sus destinatarios.
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