De vez en cuando es bueno tener un día distinto. Un día en el que el trabajo transcurre sin sobresaltos, en el que el obrador es un oasis blanco y el despacho un bosque de papeles. En Triticum estos días son los menos, así que hay que aprovecharlos. Aunque la verdad, cuando te acostumbras a trabajar bajo presión, la acabas echando de menos!
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