Esta mañana nos han visitado unos amigos australianos, compañeros de profesión. Les hemos enseñado todas nuestras instalaciones, también la sala deluxe, donde todos los procesos son artesanales. Hemos conversado sobre el pan, la ética del buen profesional y las semejanzas culturales. Nos han felicitado por el trabajo realizado en 4 años: equipo, instalaciones y productos y, sobre todo, por el entusiasmo y fuerza del proyecto Triticum.
Conclusiones: un buen pan gusta aquí y en Australia, y un buen panadero lo es aquí y a kilómetros de distancia.
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